John Edgar Hoover

John Edgar Hoover fue el director del FBI durante más de cuatro décadas, para ser más concreto, 48 años transcurrieron entre su nombramiento en 1924 y su muerte en 1972 a la edad de 77 años. A lo largo de su carrera, Hoover desempeñó un papel destacado en la lucha contra el crimen y el terrorismo, pero también fue objeto de controversia debido a sus tácticas de vigilancia y su papel en la política interna de Estados Unidos.

Nacido en 1895 en Washington D.C., Hoover creció en una familia de clase media y fue educado en escuelas públicas de la ciudad. Desde joven mostró una gran ambición y un gran interés por la ley y el orden, lo que le llevó a estudiar derecho en la Universidad George Washington. Después de graduarse, comenzó a trabajar en el Departamento de Justicia de Estados Unidos como ayudante del fiscal general.

En 1924, a la edad de 29 años, fue nombrado director del FBI, que en ese momento era conocido como la Oficina de Investigación. Bajo su liderazgo, el FBI se convirtió en una agencia de aplicación de la ley altamente eficaz, que utilizó nuevas técnicas y tecnologías para combatir el crimen y el terrorismo. Sus primeras medidas pasaron por hacer limpia entre el personal y expulsar a cualquiera que considerara un cargo vinculado a la política o que pudiera estar influido por alguno de los partidos. También utilizó los fondos que le entregó el Congreso para contratar a estudiantes universitarios de carreras científicas, haciendo del FBI una de las instituciones con un departamento de criminología más potentes y el archivo de huellas dactilares y antecedentes más completo de su tiempo. En estos años Hoover y sus hombres se dedicaron a perseguir y eliminar (ya fuera arrestando o asesinando) a criminales de la talla de John Dillinger. Supervisó numerosas investigaciones notables, como la búsqueda del secuestrador del bebé Charles Lindbergh en la década de 1930, y la lucha contra el crimen organizado en la década de 1950. Curiosamente, durante los años de la Ley Seca se mostró poco proclive a molestar al crimen organizado, llegando incluso a negar que la mafia existiera o fuera tan poderosa como se decía. 

Como ya he adelantado, el papel de Hoover en la política interna de Estados Unidos y su vigilancia de ciudadanos estadounidenses han sido objeto de controversia. En la década de 1940 inició una campaña para eliminar a los comunistas y otros «subversivos» del gobierno de Estados Unidos y de la sociedad en general. Durante la década de 1950, el FBI se centró en la caza de brujas del senador Joseph McCarthy, que buscaba a sospechosos de comunismo en el gobierno y en otros ámbitos de la vida estadounidense. En la década de 1960 supervisó una campaña de vigilancia de los movimientos de derechos civiles y de los grupos de protesta, como los Panteras Negras.

John Edgar Hoover y Clyde Tolson

Clyde Tolson fue una figura esencial en la historia del FBI, pero sobre todo en la vida de John Edgar Hoover. Tolson fue su mano derecha en la Agencia y confidente cercano durante gran parte de su vida. Hoover y Tolson se conocieron en la década de 1920, cuando ambos trabajaban en el Departamento de Justicia de Estados Unidos. En 1930, Hoover fue nombrado director del FBI, y poco después, Tolson se unió a la agencia como abogado. Durante los siguientes años, Tolson se convirtió en el segundo al mando del FBI, y trabajó estrechamente con Hoover en una variedad de tareas, desde investigaciones de crimen organizado hasta vigilancia de movimientos políticos y de derechos civiles.

A pesar de que nunca se casaron ni hicieron pública su relación, Hoover y Tolson mantuvieron una estrecha relación personal que duró hasta la muerte de Hoover en 1972. Los dos hombres eran inseparables, y a menudo se les veía juntos en eventos públicos y privados. Tolson también tenía una oficina al lado de la de Hoover en el edificio del FBI en Washington D.C., y los dos hombres viajaban juntos con frecuencia.

La naturaleza exacta de la relación entre Hoover y Tolson ha sido objeto de mucho debate y especulación. Algunos han sugerido que eran amantes, mientras que otros han argumentado que su relación era simplemente platónica. Sin embargo, lo que está claro es que la relación de Hoover y Tolson fue única y muy cercana, y que Tolson desempeñó un papel importante en la vida y la carrera de Hoover.

Después de la muerte de Hoover en 1972, Tolson se retiró del FBI y se retiró a la vida privada. Murió en 1975, y fue enterrado junto a Hoover en el cementerio nacional de Arlington. La relación de Hoover y Tolson sigue siendo objeto de debate y fascinación para muchos, y ha sido representada en varias películas y series de televisión sobre la historia del FBI.

Hoover destacó por su uso de métodos ilegales para recopilar información, como la vigilancia y el registro de ciudadanos sin órdenes judiciales adecuadas. Mantuvo archivos secretos sobre figuras políticas, personalidades del entretenimiento (mantenía información de Albert Einstein, John Lennon, Pablo Picasso, Marilyn Monroe, entre otros), políticos y otros funcionarios públicos para que hicieran su voluntad. Su red de informantes le permitió obtener datos sobre la vida íntima de muchas personalidades de la época, incluida la de los propios presidentes de los Estados Unidos que fueron pasando durante su largo ejercicio como jefe del FBI. Datos sobre infidelidades, orientación sexual, orientación partidista y en especial le interesaban aquellos que tuvieran una tendencia comunista. Compiló mucha información clasificada como «oficial y confidencial», capaz de destruir política, familiar y económicamente a alguien. El presidente Harry S.Truman llegaría a decir que “Estados Unidos no necesitaba una Gestapo” en referencia  a las malas prácticas de Hoover y su FBI pero no se atrevió a destituirle. Se había vuelto demasiado poderoso.

A pesar de estas controversias, Hoover se mantuvo en el cargo de director del FBI durante más de cuatro décadas, hasta su muerte en 1972. Durante su mandato, el FBI se convirtió en una agencia de aplicación de la ley altamente respetada y efectiva, pero también se convirtió en un instrumento de la política interna de Estados Unidos y en un vigilante de la libertad civil. La figura de Hoover es recordada como un hombre complejo y controvertido, cuyo legado en la historia estadounidense sigue siendo objeto de debate

Bibliografía