A un político paspán

Estimado excelentísimo, no está bien insultar a quién le recuerda su condición de representante público. Es de muy mal gusto y me reafirma en mi impresión inicial que tenía de usted de no merecer a un sujeto de tan baja estofa en un puesto de tan alta consideración. La verdad es que no esperaba otra cosa de un majagranzas de tal calibre, de un querulante paspán.

Mi primera e impulsiva reacción fue la de contestar con un “hijo de puta” a tamaño despropósito, con un “hijo de la gran puta” sin hacer referencia familiar alguna, por supuesto, sino refiriéndome a una categoría de personas mentadas así por tradición del habla. Para su información los hijos de puta, en sentido literal, eran un tipo de personas amargadas por su condición de tales. Amargadas temiendo que se supiera su condición y por eso estaban resentidas ante el mundo. No por ningún defecto del mundo, sino por el simple hecho de haber nacido. Hoy en día esa actitud vital ya no corresponde a los nacidos en esa condición, al contrario. Y de eso nos alegramos muchos. Lo contrario es anticristiano. Los tiempos han cambiado, y desgraciadamente, muchos, como usted, a pesar de no compartir forzosamente esa condición, crecen con ese mismo resentimiento que envenena cada aspecto de sus vidas. Su caso no es una actitud congénita, de nacimiento, sino adquirida el mismo día en que, ahogado por la soledad en una noche de bajón, se ve confrontado con su interior y se da cuenta de lo miserable que es. Una clase de hijoputa (así, todo junto) que no solo teme que se lo recuerden, sino que maldicen el mundo por el simple hecho de que hay gente que no son hijoputas como ellos.

Pero, claro, esa fue mi primera reacción, la que me quedé guardada con muchas ganas de llamarle públicamente. Así en frío y sin explicación alguna no hubiera quedado a la altura del gañán carajote, del calcatrébedes, del haragán y del mangarrán trapacero que transmite en cada aparición pública, porque no lo hubiera entendido y seguro que lo hubiera malinterpretado. Tontoelpijo, en murciano paladino, hubiese sido lo mejor para sus cortas entendederas. Mas me alegro de haberme contenido. De esa manera no permití alimentar el protagonismo de un político paspallás que ha sido abandonado por todo lo que le rodea embarrándome en una discusión estéril e inútil.

Satisfecho por escribirle con claridad lo que el ruido de una red social no me hubiera permitido, se despide su humilde ciudadano, que además de pagarle su sueldo, le agradece su atención y le saluda atentamente estrechándole su mano.

Manolo Marín

@murcialiberal

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Tonnntos en mociónnn

El blog de Santiago González

Hoy, una página de El País pone a Pablo Casado frente al problema. Es la página 15, con una información que firma el gran Javier Casqueiro titulada “La mayoría crece contra los ultras” y completada por el antetítulo: “PSOE y Unidas Podemos ensanchan los apoyos de la investidura al sumar 193 y a 10 partidos en su rechazo al ‘fascismo’”.

Philmore A. Mellows propone una vieja medida propuesta por él el año pasado que se me antoja una solución constructiva: Una pantalla que proyecte las intervenciones del Sánchez candidato replicando al Sánchez presidente. Y la oposición limitándose a aplaudir al Sánchez candidato”.

Tess le hacía un recordatorio pertinente a Casado: “Solo por la intervención que está teniendo ahora mismo afirmando que jamás se plantearía pactar con el PP en nada y que prefiere a Podemos, Bildu y ERC por ser fuerzas progresistas, ya sería suficiente motivo para que el PP…

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La desmemoria

A mediados de julio se celebraron elecciones en Galicia y en el País Vasco. En esta última Comunidad Autónoma los herederos de una banda terrorista que ni condenan ni se arrepienten de su pasado criminal, no solo consiguieron mantener su representación en el parlamento autonómico vasco, sino que la incrementaron de manera significativa. Casi al mismo tiempo, en otras partes del mundo, sobre todo en Estados Unidos, miles de manifestantes derribaban algunas de las esculturas de sus antepasados a los que acusaban de racistas, xenófobos, imperialistas, colonialistas e infinidad de falsedades históricas de toda índole.

Efectivamente no estamos padeciendo solo una fatal pandemia sanitaria en forma de COVID-19, sino también una deriva totalitaria hacia el pensamiento único con la desmemoria y el olvido como principal herramienta. Si tan siquiera en menos de una generación se ha olvidado la figura de Miguel Angel Blanco y lo que su vil asesinato por los terroristas de ETA supuso a toda la sociedad española, no me imagino lo que supone explicarle a las nuevas generaciones en América y en el resto del mundo quiénes fueron y qué hicieron figuras como Cristóbal Colón, Fray Junípero Serra o Alvar Nuñez Cabeza de Vaca.

Como escribió no hace mucho Santiago Navajas, “no podemos asumir que vayamos a vivir peor que pobres, acobardados, envilecidos y sumisos por el conformismo, la cobardía y la falta de pasión por las libertades”. No podemos doblegarnos y aceptar que tenemos que sobrevivir en una sociedad en la que tienes que demostrar todo el tiempo que eres un adalid de lo políticamente correcto, asumiendo constantemente los postulados y la reedición de los hechos históricos por una parte corrupta e interesada de la historiografía y de personajes siniestros. Si bien es verdad que a lo largo de nuestra Historia se han cometido infinidad de tropelías y de injusticias, de infamias y afrentas, que en ocasiones hacen perder la fe en el ser humano; no es menos cierto que la civilización misma a través del progreso ha rescatado a millones de la pobreza, la enfermedad, la violencia y el hambre. Nuestra memoria ni puede ser borrada ni debe ser cambiada. La memoria debe  ser continuamente reivindicada y respetada para que las nuevas generaciones puedan aprender de los errores pasados para no volver a cometerlos en el futuro.

Y es que, en definitiva, además de protegernos de la crisis sanitaria actual, debemos protegernos de la ignorancia y de la incultura que se ha instalado en gran parte de nuestra sociedad; porque si no ponemos remedio pronto a la tergiversación de la Historia, si dejamos que los que quieren reescribirla en su propio beneficio ganen, la humanidad está irremediablemente condenada a repetir los fracasos y la barbarie que en innumerables periodos de la misma ha perpetrado. Como dijo Ronald Reagan: “la Historia nos enseña que la guerra empieza cuando los gobiernos creen que el precio de la agresión es barato”. No dejemos que así sea.

Generación confinada

Vivimos una crisis de tal calibre, que los que hemos nacido a partir del último cuarto del siglo XX, a pesar de poder imaginárnosla por la infinidad de películas y series de ficción catastróficas que algunas veces nos hemos tragado casi sin querer, o por las historias de guerra que en la infancia hemos escuchado de nuestros mayores, nunca hubiésemos creído realmente que, esta generación, acomodada, caprichosa y que se lo ha encontrado, básicamente, casi todo hecho, pudiera llegar a vivir. Las limitaciones que ha padecido nuestra generación precedente, y sobre todo la de sus padres, nunca serán suficientemente valoradas. Ahora vuelven a ser ellos los más golpeados y, por una vez, deberíamos demostrar que no somos una generación del todo malcriada. Tenemos que ser capaces de hacer sacrificios y enseñar que podemos estar por encima de las circunstancias. La crisis financiera de la primera década de este siglo, por desgracia, no nos va a servir como vacuna para lo que realmente se nos viene encima, tanto moral como económicamente. Vivimos en la mayor encrucijada de nuestra historia como generación. Tocaría, por una vez, dejar a un lado las ideologías y las camisetas de los equipos de fútbol que cada uno utilice para disfrazarse cada fin de semana. La Nación, el País o el Estado, o como a cada tribu le guste llamar a España, debería remar en estas circunstancias tan desgraciadas hacia un mismo fin, y ese no sería otro que esta pandemia resultara lo menos dolorosa posible en el número de infectados que se van a dejar la vida en ella y en limitar las terribles consecuencias económicas que todos, de una manera u otra, vamos a padecer.

Y quien primero debería estar al frente de esta actitud de unión y de conciliación es el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Es quién debería dejar a un lado los bandos y las ideologías y quién debería intentar ser un líder de todos, no sólo de sus votantes y correligionarios, que aunara a los españoles de bien (quedando fuera, por supuesto, los extremistas indeseables, sectarios e ideologizados prefabricados). Pero quién es un producto de marketing, una ensoñación de presidente, un estofado de gestos y de posturas, no puede ser líder nunca y por eso ni está ni se le espera. Se está comprobando que está jugando una partida diferente ante sus limitaciones. Y por eso ya no podemos pedir que lidere a quién no puede, sino que nos tendremos que conformar con rezar para que esta pandemia se supere con el menor número de muertes posible por la acción de otros; nos tendremos que conformar con que esta situación, delicadísima, no nos lleve a la ruina definitiva. Y no lo niego. Esta crisis no es nada fácil de gestionar. Incluso un hipotético presidente política y personalmente más preparado, que también hubiese subestimado las advertencias de la llegada de la pandemia, estaría igualmente noqueado. Pero es que fatalmente esta generación ha elegido al peor presidente posible del peor gobierno de la democracia. Porque dentro de su lógica falconiana podría haber sacado su magia de efectos rimbombantes y de posturas fáciles para tapar su incapacidad para solventar los problemas de escasez de medios, y no lo ha hecho; o podría haber sacado de su chistera de poses, disimulos “redondianos” que nos hicieran ver que cuenta con los líderes de la oposición y con los agentes sociales para hacerles partícipes de las posibles soluciones a esta situación, y no lo ha hecho; o podría habernos hecho ver que realmente no desprecia a los medios de comunicación no afines limitando sus preguntas, sino todo lo contrario, respondiendo evasivamente como le saliera de sus… “ideas”, y no lo ha hecho; o haber hecho como que no lanza sistemáticamente a sus terminales mediáticos para desprestigiar a la oposición por el mero hecho de ejercerla, pero no lo ha hecho. Se suponía que “Su Persona” se presentó a unas elecciones con unas promesas de hacer política totalmente distintas. Pero nos ha mentido siempre. Como escribió María Blanco (@Godivaciones) en Twitter: “Votasteis gestos y tenéis gestos”, aunque ni siquiera ya nos ofrece eso, también nos han sido confiscados. En definitiva, está fuera de sí (aún más) y, como se puede comprobar, totalmente superado.

Nos queda la oposición, a la que algunos acusan de falta de lealtad o por el contrario de inacción absoluta ante la incapacidad del gobierno. La mayor lealtad y mejor actitud que puede ofrecer la oposición a un gobierno democrático en estos momentos de crisis nacional es ejercer como tal, que es además lo que le está encomendado constitucionalmente. Es su obligación estar supervisando al Gobierno, vigilando y denunciando lo que considere oportuno que esté haciendo mal. Eso es lo que está permitiendo que algunos desmanes que se están produciendo en estos momentos, tanto en los gobiernos de Comunidades Autónomas, como en el gobierno del Reino de España, se estén corrigiendo. Seamos serios. Es así como funciona. Está claro que siempre hay grupos desleales, políticos aprovechados u opinadores mediocres que valiéndose de estas pequeñas batallas ganadas, o perdidas según se mire, intentan desestabilizar aún más la situación buscando su propio beneficio. No saben estar a la altura de las circunstancias por su incompetencia manifiesta o por su tacticismo electoral, que es peor todavía. Seguro que lo terminarán pagando. Ahora es el momento de denunciar y de ejercer la oposición lo más leal y exigente posible para que nadie se duerma, de exigir la apertura del Parlamento, y la de velar por que las responsabilidades penales y políticas no se queden sin su sanción correspondiente en un futuro no muy lejano.

No quiero terminar este artículo, en el que he comentado la situación de mi generación y la de sus políticos mediocres, sin destacar a la sociedad civil en su conjunto, que acatando en su mayoría las directrices gubernamentales se están quedando confinados en sus casas; y a los trabajadores sanitarios que día a día se están dejando la vida por nosotros; y a los empresarios y trabajadores, en general, que cumpliendo con su deber siguen saliendo todos los días para que la cadena de los servicios esenciales no se vea mermada; también a la mayoría de empresas que han comprendido la dimensión de esta crisis y han ofrecido altruistamente sus servicios, o con una rebaja significativa de su coste a todos aquellos clientes que no pueden acceder a ellos. Por desgracia hay otras que no están sabiendo estar a la altura,y aún siguen más atentos a que no se salten sus restricciones que a ofrecer facilidades a aquellos que por las circunstancias que atravesamos no pueden proveerse. Otros que terminarán pagándolo, sin duda. Pero esto me lo guardo para otro artículo, que espero no tarde tanto. En fin.

¿Es la naturaleza tan perfeccionista?

Artículo publicado el 17/03/2020 en el diario digital murciano Murciaplaza por Belén González.

¿Es la naturaleza tan perfeccionista?

17/03/2020 – China acaba de hacer una nueva demostración de su potencial ante el mundo. Esta se suma a la realizada en enero de 2007 cuando destruyó un satélite meteorológico, valiéndose de un misil, ante la sorpresa de la comunidad internacional. Como es sabido y relatado en más de un libro de actualidad, el gigante asiático no estaba dispuesto a que el resto del mundo siguiera zahiriendo por más tiempo su maltrecho orgullo como venía ocurriendo desde el siglo XIX, cuando no supo adherirse a la Revolución Industrial de Occidente.

Y con tanta determinación como llegó su silencioso despegue, también ha llegado hasta nosotros la feroz pandemia iniciada en su territorio; y el sistema financiero, siempre al albur de la confianza, se ha tambaleado; China ha descendido su ávido consumo de petróleo -ya iniciado un poco antes-; Rusia, cuya fortaleza reside más en el crudo que en la tecnología y en la industria -en líneas generales-, no quiere ceder ante Estados Unidos, como tampoco quiere la estabilidad de Europa “alentando discretamente movimientos independentistas” como menciona, entre otros, Francis Fukuyama en “Identidad”.

Y, ante este escenario, China, con más de cincuenta millones de habitantes en cuarentena, arregla un complicado entuerto sanitario en dos meses mientras Occidente, absorto en cuestiones menores y viendo venir la debacle, se colapsa en quince días. Y, además, promete ayudar a países como Italia enviándole material médico. Igualen eso, señores del mundo, que mientras yo sigo con mi competencia desleal. Nos dice don Antonio Garrigues en uno de sus recientes libros a propósito de esta competencia desleal: «El fin de la historia nos hizo creer que el mundo sería democrático en su estación de destino, liberal en lo político, capitalista en lo económico y bienestarista en lo social», a lo que añade Josep Piqué en ‘El mundo que se nos viene’: «una esperanza occidental que el mundo ha tratado de desmentir».

La grandes curiosidades que se suscitan son como este virus escapado de China que es «inmisericorde» con aquellos que superan los setenta años pudiendo poner a la población en la tesitura de situaciones dramáticas, ante el caos, que atentan contra la dignidad ontológica del hombre y que, posiblemente, serían contrarías a los derechos humanos. También como, nosotros, habitantes de esta Europa cuyas generaciones han pasado por tanto a lo largo de los siglos, nos relajamos -fieles a la descripción del indolente hombre poshistórico que analiza, el anteriormente mencionado, Fukuyama en sus textos- ante una amenaza global de semejante envergadura, como es el coronavirus, hasta que el margen para una solución deviene estrecho, cómo asistimos atónitos ante otro gran despliegue de precisión, dureza y capacidad de reacción de una China orgullosa que reafirma una identidad que la vuelve a levantar del pasado ostracismo con el control de una terrible epidemia, mediante la creación y el desmantelamiento de hospitales en un tiempo récord.

Dice Josep Piqué que «China no es una nación aunque lo parezca. Es una civilización» con una política exterior en un claro ejercicio de ‘soft power‘. Y una civilización siempre se intenta imponer a otra de algún modo, es difícil la coexistencia. Pasado su cataclismo, una China orgullosa, intenta «ayudar» a Europa demostrando su hegemonía al mundo como lo hiciera Estados Unidos en sus días laureados, aunque sólo es responsable esta comparación destacando la distancia en cuanto a ejemplaridad y transparencia entre las dos naciones, puesto que resulta complicado igualar a una democracia liberal en su vertiente ética aunque únicamente sea por el simple hecho de la libre voluntad de implicación de sus ciudadanos y las bondades que de ello se derivan.

Tocqueville, en el siglo XIX, en ‘La democracia en América’, ya nos hablaba del espíritu americano: «el habitante se liga a cada uno de los intereses de su país, como a los suyos propios. Se glorifica con la gloria de la nación; en los éxitos de la nación obtiene, cree reconocer su propia obra, y se eleva con ello, se alegra de la prosperidad general de la que se aprovecha». Parece obvio que nos falta esta unión en Europa.

China sabía que, superada su crisis con unas medidas de carácter implacable, gozaría de una reorganización y recuperación inmediatas. Ahora conoce también la limitada capacidad de reacción del resto del mundo, tal vez distraído, tal vez absurdamente condescendiente consigo mismo o tal vez temeroso por la incertidumbre de su economía en este momento de la historia en el que las clases medias de occidente -quejumbrosas pero acomodadas, faltas de una identidad sólida y abandonadas al relativismo-, han perdido poder adquisitivo en favor de Asia.

Así pues, la posición actual de los habitantes de la nación de la Gran Muralla, ha pasado a ser la del hombre rico que Adam Smith, en su tiempo, señalara, abandonando la antigua humillación que les condenaba a estar silentes: «el hombre rico se enorgullece de su riqueza porque siente que es natural que ella centre la atención del mundo sobre él y que la humanidad esté dispuesta a estar de acuerdo con él en todas esas agradables emociones que le proporcionan tan fácilmente las ventajas de su situación». Al contrario: «el hombre pobre se avergüenza de su pobreza. Siente ya sea que lo hace ser ignorado por el resto de la humanidad o bien que si llegan a darse cuenta de su existencia, no alcanzan a sentir solidaridad con la miseria y la aflicción que él sufre». Dividiendo Europa sólo conseguiremos la invisibilidad de cada uno de sus miembros.

Cuando esta pesadilla toque a su fin, el desafío en mitad de este mundo de ruido y distracción, no ha de continuar siendo una revolución romántica constante, descoordinada e individualista con tintes narcisistas para mostrar nuestra indignación con lo nimio, sino la puesta en práctica del civismo necesario para la defensa de nuestros valores, los de Occidente, sin separatismos, viendo que China es conocedora de su capacidad de arrastre del resto de economías, de su capacidad de recuperación ante la adversidad y de su capacidad para hacer temblar el mundo financiero. Sin Europa, no podemos competir ni nos podemos defender. Pero tampoco con una Europa que reacciona tarde y por separado.

Belén González es graduada en Administración y Dirección de Empresas

Versos sueltos para Belén y Alberto

Veinticinco años hace
del año de vuestra boda
y tenía este rapsoda
que escribir un romance.

Merecéis duo querido
un sentido homenaje
por el apasionante viaje
por vosotros emprendido.

Quién os diría queridos
en aquel primer encuentro
llenos de ilusión dentro
vuestros momentos vividos.

La emoción del primer beso
de manos entrelazadas
de románticas miradas
de amor joven y travieso.

Las salidas con amigos
aquellas primeras cenas
primeras risas y penas
mareos y vértigos.

Belén resuelta y segura
atenta y preocupada
madre siempre volcada
llena de amor y ternura.

Alberto alegre y contento
lleno de fe y responsable
persona toda admirable
buena y siempre atento.

Muchos fuisteis a su boda
yo no tuve esa fortuna
pero me cuenta alguna
que fue una emoción, una oda.

Esa alguna es mi mujer
Inés, que si ya es completa
para este humilde poeta
lo es más por a vos tener.

Y es que teneros al lado
es una suerte constante
seguridad importante
para vuestros amados.

Criasteis con alegría
dos soles encantadores
un par de amores
vuestras Belén y María.

Educadas con esmero
simpáticas y agradables
verlas así, adorables,
no se paga con dinero.

Queridos Belén y Alberto
amados cuñados míos
quedan muchos desafíos
y un futuro incierto.

Mas con vosotros unidos
con vuestro amor demostrado
no habrá baches elevados
que no sean vencidos.

Queridos Alberto y Belén
en veinticinco nos vemos
en las de oro brindaremos
en este bar o en un edén.

Con trabajo e ilusión
os espera un gran futuro
muchos años os venturo
si seguís con igual tesón.

Mi gratitud más sincera
por el ejemplo os transmmito
y a los dos os felicito
y a vuestra familia entera.

Para Alberto y Belén por la celebración de sus bodas de plata el 26 de octubre de 2019.

Un día inolvidable. Promoción Marista-Murcia 1993

El pasado 20 de octubre la Promoción de 1993 celebró su XXV aniversario. Con muchos recuerdos, llenos de ilusión por volver a reencontrarse y con la alegría por recordar aquellos maravillosos años, más de 115 exalumnos Maristas se citaron a las 12 en la sede de La Merced.

Era una novedad en relación a las celebraciones anteriores ya que siempre se habían realizado por la tarde-noche. Previamente la organización ofreció un desayuno en la cantina de la sede Fuensanta para recordar sus primeros años en el colegio y agradecieron de forma especial a José Antonio García Izquierdo, Pablo Garcia Cuenca y María Dolores Gómez que se acercaran a saludarlos. También a don José Javier, Jefe de Estudios del Colegio, que les abrió las puertas y estuvo con ellos durante todo el tiempo que estuvieron allí.

Tras la celebración de la Misa a las 12:30, oficiada por Fray Miguel Angel Escribano Arráez, con la amabilísima colaboración del Hermano Pencho que no faltó a la cita acudiendo desde Alicante, con la presencia de Enrique Ruzafa como presidente de APAMAR y amigo de la Promoción, y con Rafael Melendreras como presidente de ADEMAR, vinieron el discurso, la proyección del vídeo con las fotos de toda una vida y el reparto de diplomas. En esta ocasión fue don Jesús Egea, Jefe de Estudios en la sede Merced e integrante de esta promoción, quién hizo posible la visita de sus compañero por el colegio. La comida fue en el restaurante El Churra y el fin de fiesta por la noche en el Musik, en los bajos de la Plaza de Toros, donde varios grupos de rock compuestos por algunos compañeros de la Promoción amenizaron la velada.

Un día inolvidable lleno de emociones y de buenos recuerdos para todos los integrantes de la Promoción que no faltaron a la cita.

La Esplendorosa

Cuando estábamos en 8º, aquí en el pasillo de al lado, celebró mi padre su 25 aniversario. Con 14 años y con un Amstrad CPC128K le hacía los listados con el nombre de sus compañeros de Maristas para la cena que celebraban. Ya empezaba a imaginar la mía a pesar del tiempo que quedaba.

Veía a su Promoción mágica, de hecho la conocen como La Gloriosa, y veía que iba a ser muy difícil igualar lo que consiguieron. Miraba a mi alrededor y me decía: “Bah, va a ser imposible juntar a estos”.

Pero la primera lección para que cambiara de opinión me la dieron nuestros compañeros José Luis Durán y Rodrigo Borrega, cuando pusieron todo su empeño en reunir el mayor número de nosotros para que perteneciéramos a la Hermandad del Cristo de Santa Clara la Real, que procesiona el Viernes Santo por la noche en la Cofradía del Sepulcro. Y vi el éxito que obtuvieron.

Y la segunda fue en el 2011 cuando casi sin querer nos juntamos 100 una noche de noviembre y pudimos localizar a un compañero que en el colegio casi no hablaba con nadie, que a veces lo veías andando sólo por el Malecón o en un rincón apartado del colegio comiéndose un bocadillo. Llamamos a su casa con pocas esperanzas de que viniera. Pero al final lo convencimos. Todos lo recibimos esa noche con los brazos abiertos y no estuvo en ningún momento solo. Si no era uno era el otro el que le daba conversación. Cuando se marchó nos cogió a los que organizamos el evento y nos agradeció con lágrimas en los ojos nuestro interés en que acudiera, ya que le había cambiado completamente la imagen que tenía de nosotros.

Ahí fue cuando vi que merecía la pena seguir trabajando por mi Promoción, que era realmente especial y que siempre había respondido a la perfección: no era peor o mejor que otras, sino era simplemente la Mía, la Nuestra. Y como me dijo alguien:  -Si la de tu padre era “La Gloriosa”, ésta como mínimo es “La Esplendorosa”-.

Por eso quiero dar las gracias a la Virgen de la Fuensanta, a Nuestra Señora de la Merced y a San Marcelino por interceder por nosotros para que tantos años después, esta promoción Marista, nos hayamos podido reunir para recordar en su nombre los años que pasamos en este maravilloso colegio. Y cómo no al Padre Miguel Ángel por haber oficiado la Misa, al Hermano Pencho por venir desde Alicante y ser uno más de nosotros, a Rafael Melendreras y Enrique Ruzafa por todo su apoyo y al equipo directivo del Colegio representado aquí por nuestro querido compañero Jesús Egea que con tanta amabilidad nos han abierto sus puertas. Gracias.